Rollo diario

Aproveché bastante bien mi día libre, que no lo fué tanto al final: me despertó super pronto el móvil con un mensaje de curro. Aproveché y me levanté, y fuí en la motito a ver un piso. No es que esté viendo para nada en especial, es que me llamaron y era cerca y por ver qué hay por ahi. Al final había un ático barato muy interesante, pero no, aún no estoy dispuesto a vivir en menos metros de manera permanente. Además sigo pendiente de lo de Buenos Aires.

Después fuí a llevar a la costurera dos pantalones para hacerles los bajos, los dos de Kotsiuko, mejoró mucho esa ropa; un vaquero y uno azul de rayas. Ah, a todo esto, llevaba puesto una de las compras más alucinantes de mi vida: un abrigo, ¿parka? impermeable de H&M que me costó… ¡19.95 €! Debe ser el chollo más grande de mi vida. Fué muy gracioso, la pillé antesdeayer al salir de terapia en el H&M de Goya, y resulta que llevaba una alarama perol no tenían el aparato para quitarla, era de otro tipo, no sé qué hostias. Me tuvieron que hacer una nota en el tiquet para que me dejen entrar a quitarla en otra tienda, rollo «Señor vigilante, ruego deje usted pasar a este señor (¿?¿?) etc etc «…; lo hice en la de Conde de Peñalver al instante, que estaba cerrando.

Después de la costurera fuí a Correos a buscar otros dos ejemplares de mi colección de libros de psicoanálisis. Llevo diciendo que la voy a cancelar no sé cuánto, y no acabo de hacerlo. Ya tengo como diez, y son imposibles de leer. Pero bueno, algún día me vendré inteligente y los disfrutaré; de momento en la biblioteca se ven bien. Luego pasé con la motito por la obra de otros pisos que me van a enseñar en breve, pero no se ve nada aún; compré el periódico, y volví a casa. Estaba Ceci; la asusté porque no sabía que hoy yo no trabajaba. Le enseñé el abrigo y me dijo que llevaba las etiquetas puestas… qué fuerte, qué corte, menos mal que no había ido a ningún lugar importante. Me puse a currar un ratillo: mandé unos mails, respondí otros, escuché una música de una producción… Me tomé una manzana, otro café, mis rollos del gym, y al gym que me fuí. De camino dejé un jamón a cortar para envasar al vacío, y encargué apósitos en la farmacia.

¿Quién va al gym un viernes a las 12.30? Lo mío hoy era excepcional, pero, ¿y los demás? Pues había gente, no mucha, pero bastante. Casi todos tíos, casi todos gayers, y muy muy mirones. Yo a lo mío, Ágata, chica. Bien de vigorexia, y luego fuí a acabar de comprar en el super del Corte Inglés los ingredientes para la comida que cocinaré mañana para mis sobris y Snow. Carne picada, aceitunas sin hueso, pasas de uva, leche… sólo son parte, las otros ingredientes los compré el miércoles, por lo cual dicho así, la receta suena rara; ya contaré. Y compré croissants y Mini Chips Ahoy para Micky, que come como una lima, criatura, con el tamaño que tiene, obvio.

Vuelta a casa, Ceci ya había comido pero me dejó unos filetitos de pollo, que acompañé con espirales con pisto al atún de ayer, y crema de calabaza, viendo a los de «Sé lo que hicisteis», que con la tontería en un momento me entero de cosas que, al no ver nunca la tele, ni me imaginaba. Como que no sé quién en no sé qué programa ha insinuado que cuando a Carmina la dió la sobredosis había más gente en su casa, que la desnudaron y la metieron en la bañera. Oh my God. Ah, y otra cosa muy fuerte, que espero tenga repercusión. Frase de Ana Rosa sobre un traje de baño tipo speedo o meyba de lycra normalito de un concursante de «Sopervivientes»: «Un hombre hombre se pone un traje de baño de verdad, y no esas mariconadas». Alucinante. Que alguien mande a esa mujer a casa de una vez, por favor…

Un par de llamadas labo laborales, y ¡ta cháaan!… lo que realmente diferencia un día laboral de uno que no… ¡la siesta! Con todo su ritual: meterme en la cama, si, dentro, bajo el edredón, con el periódico… Justamente leyendo en el suplemento de Propiedades cómo los precios de los pisos van a bajar, más, me quedé frito. Pero bueno, estoy exagerando, al final no duermo mucho, es más el rollo y la sensación del dolce far niente, aunque sea breve. No habré dormido ni media hora.

Me levanto, meriendo y bajo al tinte a por una cazadora que dejé el otro día. La dejo en maletero y no la he visto bien hasta hace un rato, que creo que no la han limpiado lo que se dice mucho. Mañana reclamo. Y me voy en lo que se suponía que era un shopping spree pero acabó en nada. Aparco en Barceló, y recorro gran parte de Hortaleza y Fuencarral en busca de dos regalos, y no encuentro ni uno. Bueno, uno sí compro, en L’Occitane, pero dos manzanas después me arrepentí y regresé a devolverlo porque no estaba convencido. Puede sonar una tontería, pero para mi es un gran avance. En otras épocas me lo hubiese quedado quizás incluso sin regalarlo por el corte que me hubiera dado rectificar. Ya estoy mejor de lo mío, ya ves.

A las 19 quedo con Erik, muy majo él; tomamos unos tés en el café Manuela y es viernes y es de noche y ahí estoy, tomando un té con un chico majo y sano y hablando de cosas chulas y banales y conociéndonos y tranquilo y sereno y así como son las cosas de tranquilas y serenas cuando no las fuerzo hacia otros lados. A las 22 él marcha para una cena, y voy a casa de Depard, en Orellana, una calle muy buena. Me hace unos perritos del Ikea buenísimos y hablamos de amores y de dietas y de obras domésticas. Me pongo con su nuevo iPod de 80 gigas, como el de la Terremoto, que cambió porque, al igual que el de ella, «no va, no va, no va». Este nuevo es negro, y nada, igual que el que el anterior: no sincroniza bien. Pruebo de todas las maneras, lo reseteo, le cargo nuevo software, actualizo el iTunes… nada. A lo mejor es un problema del Vista. Le recomiendo que pase de la tienda y que llame a Apple directamente. Hablando de Apple, en breve estaré escribiendo desde mi nuevo MacBook Pro… pero eso ya lo contaré luego.

Entonces nos ponemos a ver cámaras digitales para él en Pixmanía, y unas sillas para escritorio en Ikea, y acabamos charlando un poco a Anna, riéndonos mucho de sus respuestas a nuestros insultos y soeces.

Y me volví a casa en mi Poyota, atravesando una ciudad repleta de gente apurando la noche. Yo no. Yo, a casa. A descansar, que mañana también tengo muchas cosas chulas que hacer. En general, en mi vida, me quedan muchas cosas chulas por hacer. Apurar la noche no es una cosa chula que tenga por hacer, ya lo he hecho mucho, demasiado. Y sabes qué, apurar la noche es la única cosa que no me permite hacer el resto de cosas chulas que aún tengo por hacer…

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6 respuestas to “Rollo diario”

  1. mal Says:

    la receta me suena a algo argentino que hace mi madre. lo diría pero no quiero desvelar el secreto ;D. me resulta curioso como cuentas tus recados. o eres superordenado o al relatarlo suena más ordenado de lo que es. no se. de todos modos la productividad, incluso cuando es para cosas importantes pero poco transcendentes, te hace sentir realmente satisfecho (en mi caso, al menos). have a nice weekend.

  2. Telecine Says:

    mal, ¡es que soy de producción! De hecho creo que no es casualidad que lo sea, no sé si fué antes el huevo o la gallina pero tengo el perfil obsesivo adecuado para la profesión… 🙂

  3. Laura Says:

    estás a full, qué productivo todo. «el rollo diario» copado, bien llevado da mucha satisfación, sensación de bienestar, como que está todo ok. Y la siesta ¡oh! la siesta…

  4. mogkumo Says:

    «en Orellana, una calle muy buena» se te nota que estás mirando los pisos y las casas y las cosas…

  5. Xabi Says:

    Hooola guapooo!!!! no paras no paras… 😀 Un besote desde la séptima planta de una buhardilla parisina con el Sacre Coeur de fondo. Qué bonito es ésto, por favor… aunque mañana se acaba lo bueno. Ya nos contamos, espero que el resto del finde bien!

  6. Telecine Says:

    lau, por teléfono adivinaste: pastel de carne, a.k.a. pastel de papas…

    mog, es que eso me dijo el Erik cuando le dije que iba para allí… uys, esa calle no me la puedo permitir…

    Xabi!!! Estuve pensando en llamarte o mandarte sms pero pensé en no hacerte gasto… ¡Que bueno que estés genial! Ardo en ansias de escuchar tu relato…

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